Adviento 2013

Adviento 2013

domingo, 21 de agosto de 2011

La Campanilla 21-08-2011

2ª ETAPA 21-08-2011 Año XVIII Nº 994 Edita: Familia Salesiana de Piura

¡Vengan y verán!

¡Lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo!

Partiendo de la respuesta de Pedro, Jesús le da dos atribuciones: SER PIEDRA Y ENCARGARSE DE LAS LLAVES DEL REINO. SER PIEDRA, buen fundamento para la construcción de la comunidad, hasta el punto de ser capaz de resistir contra el mal. A pesar de la debilidad de las dificultades, de los temores, tenemos un fundamento firme en el que apoyarnos, porque tiene la garantía dada por las palabras del mismo Jesús. Y ENCARGARSE DE LAS LLAVES DEL REINO. El mismo poder que se da también a los otros discípulos, a la comunidad entera: "Lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo". Construir la fraternidad, la aceptación mutua, el perdón, la reconciliación, es una tarea que corresponde a Pedro, que corresponde a la Iglesia entera. Pedro ha de ser piedra de fundamento para la Iglesia y ha de ayudar a construir la unidad y la reconciliación en su interior. Una tarea que también nos implica a cada uno de nosotros. Depende, en parte, de nosotros que nuestra comunidad siga viva, testimoniando a Jesús en medio de nuestra comunidad. Depende de nuestra colaboración que en su interior haya unidad, aceptación mutua, perdón y reconciliación.

DIOS NOS HABLA ESTA SEMANA

Domingo XXI del Tiempo Ordinario

Tú eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos

1ª Lec. Isaías 22,19-23

Así dice el Señor a Sobná, mayordomo de palacio: "Te echaré de tu puesto, te destituiré de tu cargo. Aquel día, llamaré a mi siervo, a Eliacín, hijo de Elcías: le vestiré tu túnica, le ceñiré tu banda, le daré tus poderes; será padre para los habitantes de Jerusalén, para el pueblo de Judá. Colgaré de su hombro la llave del palacio de David: lo que él abra nadie lo cerrará, lo que él cierre nadie lo abrirá. Lo hincaré como un clavo en sitio firme, dará un trono glorioso a la casa paterna."

Salmo responsorial

R: Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón; /delante de los ángeles tañeré para ti, / me postraré hacia tu santuario, / daré gracias a tu nombre. R.

Por tu misericordia y tu lealtad, / porque tu promesa supera a tu fama; / cuando te invoqué, me escuchaste, / acreciste el valor en mi alma. R.

El Señor es sublime, se fija en el humilde, / y de lejos conoce al soberbio. / Señor, tu misericordia

es eterna, / no abandones la obra de tus manos. R.

2ª Lec. Romanos 11,33-36

¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él le devuelva? Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos. Amén.

3ª Lec. Mateo 16,13-20

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?" Ellos contestaron: "Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas." Él les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?" Simón Pedro tomó la palabra y dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo." Jesús le respondió: "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo." Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías

Para Meditar

L : 1Ts. 1, 1-5, 8b; Mt. 23, 13-22

M: 1Ts. 2, 1-8; Mt. 23, 23-26

M: Ap. 21, 9b-14; Jn. 1, 45-51

J : 1Ts. 3, 7-13; Mt. 24, 43-51

V: 1Ts. 4, 1-8; Mt. 25, 1-13

S: 1Ts. 4, 9-11; Mt. 25, 14-30

D: Domingo 22º del Tiempo Ordinario

Jr. 20, 7-9; Rm. 12, 1-2; Mt. 16, 21-27

26 de AGOSTO

Día del Anciano

"Señor, enséñame a envejecer como cristiano. Convénceme de que no son injustos conmigo los que me quitan responsabilidad; los que ya no piden mi opinión; los que llaman a otros para que ocupen mi puesto. Quítame el orgullo de mi experiencia pasada y el sentimiento de sentirme indispensable. Pero ayúdame, Señor, para que siga siendo útil a los demás, contribuyendo con mi alegría al entusiasmo de lo que ahora tienen responsabilidades aceptando mi salida de los campos de actividad como acepto con naturalidad sencilla la puesta del sol. Finalmente te doy gracias, pues en esta hora tranquila caigo en la cuenta de lo mucho que me has dado. Concédeme que mire con gratitud hacia el destino feliz que me tienes preparado. ¡Señor, ayúdame a envejecer así!"