Adviento 2013

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sábado, 29 de mayo de 2010

La Historia de la Campanilla


La actividad más notable de Don Bosco y la que más le preocupaba después, de la fundación y consolidación de las obras a favor de la juventud, fue sin duda el apostolado que la Buena Prensa. El biógrafo del Santo dice textualmente en el segundo volumen de las Memorias: “Don Bosco había previsto desde el principio que la escuela y la prensa, cosas en sí excelentes dirigidas al bien, llegarían a ser inevitablemente los medios más poderosos de los que se valdría el demonio para difundir el error y el mal entre las multitudes.

Así pues se propuso, y fue empeño constante de toda su vida, educar la juventud y el pueblo, también con buenos libros y se puso a escribir. Para esto restaba a su reposo muchas horas de la noche y durante el día ocupaba todo los momentos que el cuidado de sus jóvenes y el ministerio sacerdotal le dejaban libre”.

La mesa de su despacho estaba llena de hojas y cuadernos repletos de notas, sobre argumentos tantos sagrados como profanos, que diligentemente iba recogiendo. Con estas notas preparaba materia para los muchos libros que iba ideando, cuya excelencia y oportunidad probarían las múltiples ediciones y los juicios favorables de ilustres personajes.

Don Bosco fue escritor por naturaleza y vocación, comprendió que la prensa se revelaba cada día más como insuperable vehículo del pensamiento e instrumento de cultura entre las masas populares.

Estás sin duda deben haber sido las ideas que guiaron al entonces director del Colegio Salesiano P. Octavio Ortiz Arrieta a fundar la Campanilla en 1912, como Semanario Moral Recreativo.

Como lo dice el primer ejemplar de la Campanilla, el Domingo 7 de abril de 1912, donde se le presentaba como un buen periodiquito: sano en sus intenciones, morales en su doctrina, patriótico en sus fines y civilizador, por cuanto ponía, aunque en pequeña cantidad, según la redacción, su granito de arena, para servir de algo provechoso en el edificio social.

Continúa diciendo la nota: “La Campanilla aspira á ostentar en sus columnas, esta luz apacible y bienhechora, como portadora de la buena nueva de la verdad, sin más aspiración el bien común”

Entre las personas que más influencia ha tenido en la aparición de la Campanilla están sin duda don Daniel Antonio García Lemus, Cooperador Salesiano, notable educador, amigo infatigable de la Obra Salesiana, hombre de confianza. A él le fue confiada la edición y redacción de “La Campanilla”.

Don Enrique del Carmen Ramos destacado escritor historiador y notable piurano de reconocida, amplia e impecable trayectoria, que no solo puso su imprenta al servicio de la naciente Campanilla, sino también su intelecto, talento y su experiencia profesional. Los Salesianos sintieron en todo momento el apoyo y el estímulo estas personas generosas que trabajaron a su lado, para que esta publicación pudiera llegar a todos, en especial a los especialmente a los niños.

Una de las grandes preocupaciones de aquella época era contrarrestar la influencia negativa de la mala prensa, es por eso que en múltiples ocasiones la Campanilla manifestaba su abierta preocupación por las lecturas perniciosas y los libros que en lugar de llevar cultura y educación pervertían a los lectores y esto no podemos constatar leyendo los artículos: La Cruzada de la Buena Prensa, publicado el 19 de mayo de 1912 y en la que nos dice que si San Pablo volviera al mundo sería periodista y entre otras cosas manifiesta lo siguiente: ...No pretendemos analizar el valor de este apotema; pero desde luego descúbrase en su fondo una gran verdad, a saber, que la prensa es hoy una potente palanca de acción ya en el orden social ya en el religioso.

Un buen periodista es una misión perpetua en una parroquia. Y por lo contrario, la mala prensa es también debida el exceso del mal y el deplorable estado de cosas a que hemos llegado...

En La Buena Prensa, publicado el 23 de junio de 1912 hace un llamado para tratar de aumentar el número de suscriptores a la Buena Prensa y conseguir corresponsales y colaboradores y pone como ejemplo al diario “La Difesa” de Venecia (Italia) que gracias a la ayuda del Papa Pío XII, logró subsistir pese a encontrarse en falencia económica.

En el artículo titulado “Las malas lecturas” publicado el 1 de septiembre de 1912 manifiesta que entre los medios que ha vomitado el infierno para la perdición de los cristianos, el más inicuo es el veneno mortífero de las perniciosas ideas que con tanta profusión extiende la prensa impía por toda la superficie del globo. Pervierte el entendimiento, corrompe el corazón; añadida la constante inclinación del hombre al mal y los placeres sensibles de que este va acompañado, su perdición es inminente...y se pregunta: ¿Acaso nuestras carnes son de hierro, que no tiemblan y nuestro corazón de diamante que nos ablanda de oír al Señor aquellas terribles palabras. “Id malditos al fuego eterno?. ¿Podrá sufrir impasible el ministro celoso de la gloria de Dios, que, alimentados sus files con pastos tan malsanos, vea desparramarse o perecer las ovejas que le encomendara el mismo Jesucristo? ¿No clamará, no hará esfuerzos sobre humanos para impedir su ruina?

En el artículo titulado La Buena Prensa publicado el 13 de abril de 1913, hace referencia a la solicitud del Papa Pío IX, León XII, y Pío X para instar a los pastores de la iglesia para que se interesen cada día más en la defensa de la religión.

El diario católico es el mejor medio, por no decir el único, que hay hoy en día para disipar los errores y perjuicios en religión; es el gran vehículo para sembrar ideas católicas; sirve para contrabalancear y quebrantar los fraudes inmensos que divulga la prensa impía contra la sana razón y buenas costumbres. Mientras que el artículo “Las malas lecturas” publicado el 20 de abril de 1913, hace una comparación entre la roca y el agua”... Nada más recio que la roca, ni más débil que la gota de agua y, sin embargo, a fuerza de caer sobre aquella, logra ésta horadarla. ¿ Y que serán si el agua cae no a agotas, sino a cascadas?. Pues así es como obran las malas lecturas. El torrente de aguas cenagosas y dañinas, que tales son las ideas falsas y corrompidas que se beben en ellas, atacando todos los días y a todas horas nuestras convicciones, las socavan, las debilitan y acaban por destruirlas.

La mayor parte de los males que afligen, en los solemnes momentos actuales la moderna sociedad, son el resultado del envejecimiento de la inteligencia y de la voluntad de los obreros por efecto de las malas lecturas, con los cuales con profusión les brindan políticos ambiciosos y sin conciencia, y filósofos sin fe de ninguna clase, que a sabiendas se valen de la prensa para degradar y corromper al pueblo, porque saben que esta suerte, y halagando sus malas pasiones, y sobre todo su odio a las clases superiores y su propensión a sacudir el yugo de toda autoridad, le será más fácil hacer de él un instrumento dócil para ayudarles en la realización de sus inicuos planes, para el logro de sus ambiciosos propósitos.

¡Cuántos infelices e incautos obreros, creyendo seriamente y con cierta ridícula vanidad que estaban en disposición de leer toda clase de libros y periódicos, si riesgo de dejarse seducir por sus malas doctrinas y de los malos ejemplos de inmoralidad de qué están muchos de ellos sembrados, se han perdido a sí mismos y han perdido a sus familias!.

Francisco Rosas Castillo

Salesiano Cooperador

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