2ª ETAPA 24-04-2011 Año XVIII Nº 976 Edita: Familia Salesiana de Piura
¡Vengan y verán!
¡Anunciamos tu muerte!, ¡Proclamamos tu resurrección!, ¡Ven, Señor Jesús!
hacer como cristianos. En primer lugar decimos: "Anunciamos tu muerte". Puede parecer extraño que sea tan importante hacer "anuncios" de que Jesús ha muerto, cuando nosotros hoy día esto de la muerte lo llevamos tan a escondidas y lo tapamos tanto. En segundo lugar decimos: "¡Proclamamos tu
Resurrección!". Este punto es el que celebramos hoy especialmente: el día de la Resurrección. Esto es justo lo que hicieron las mujeres, María Magdalena y los apóstoles. Debemos proclamar, que nosotros lo hemos experimentado vivo y presente en nosotros. Finalmente, decimos:"¡Ven, Señor Jesús!". Aquí es donde nos jugamos nuestra esperanza. Mientras celebramos ya el misterio de su presencia entre nosotros en cada Eucaristía. Por tanto pidamos a Jesús, hoy día de su Resurrección, el día de Pascua, que nos haga decididos y valientes para proclamar el misterio comprometido de nuestra fe.
Domingo de Resurrección
El había de resucitar de entre los muertos
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: "Conocen lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Natzaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no ha todo el pueblo, sino a los testigos
que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados".
R: Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Dad gracias al Señor, porque es bueno, / porque es eterna su misericordia. / Diga la casa de Israel: / Eterna es su misericordia. R.
La diestra del Señor es poderosa, / la diestra del Señor es excelsa. / No he de morir, viviré / para contar las hazañas del Señor. R.
La piedra que desecharon los arquitectos, / es ahora la piedra angular. / Es el Señor quien lo ha hecho, / ha sido un milagro patente. R.
Hermanos: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto, y nuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo a quien quería Jesús, y le dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto."
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro. Vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las
vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no había entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
Para Meditar
L : Hch. 2, 14.22-23; Mt. 28, 8-15
M: Hch. 2, 36-41; Jn. 20, 11-18
M: Hch. 3, 1-10; Lc. 24, 13-35
J : Hch. 3, 11-26; Lc. 24, 35-48
V: Hch. 4, 1-12; Jn. 21, 1-14
S: Hch. 4, 13-21; Mc. 15, 9-15
D: 2do. Domingo de Pascua
Hch. 2, 42-47; 1Pe. 1, 3-9; Jn. 20, 19-31
4. No te quedes de brazos cruzados. Haz algo por promover, en el sendero de la vida, el camino de las bienaventuranzas. Con la sencillez, la verdad, la justicia, la paz o la fortaleza, irás trazando tu propio camino de salvación.
7. No pierdas la esperanza. Aunque te aturdan ciertos acontecimientos. Aunque creas que “no está de moda el creer”. Permanece fiel en aquello en lo que fuiste bautizado: Jesús Hijo de Dios, muerto y resucitado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario