Adviento 2013

Adviento 2013

martes, 9 de noviembre de 2010

La Campanilla 07-11-2010

2ª ETAPA 07-11-2010 Año XVII Nº 949 Edita: Familia Salesiana de Piura

Don Bosco visita a los piuranos

La vida más allá de la muerte

¿Cómo será la vida más allá de la muerte? Ésta es una cuestión que, de diferentes maneras, aflora con frecuencia tanto en los procesos de interiorización y de maduración personal como en los debates de contenido filosófico o religioso, incluso en el mundo artístico y literario de nuestra sociedad secularizada. Pero Jesús, que era un buen pedagogo y un buen catequista, aprovecha la pregunta para explicar que el mundo de la resurrección no es simple continuación del mundo presente, donde la gente se casa o vive en pareja. La resurrección no es ninguna reencarnación, ni la reanimación de unos restos mortales. Aunque la resurrección es indescriptible, Jesús hace una referencia al pasaje de la zarza que ardía sin consumirse, para recordamos que la fuente inagotable del amor es Dios mismo. De este pasaje y de toda la escritura deducimos que Dios no puede amamos sólo durante los años que pasamos aquí en la tierra; de lo contrario su amor por nosotros sería efímero y, en cambio, perdura eternamente. Esta plena confianza en la plenitud del amor que Dios nos tiene es lo que ha llevado a tantos hombres y mujeres a dar la vida de una manera heroica y generosa. Así lo hicieron los siete hermanos macabeos, como hemos escuchado en la primera lectura. Para nosotros, los seguidores de Jesús, ponernos alrededor de la mesa de la Eucaristía, un domingo más, es un motivo de inmensa alegría porque nos sentimos llamados, como peregrinos, a compartir y anunciar nuestra esperanza en un futuro siempre lleno de esperanza.

Dios nos habla esta semana

Domingo XXXII del Tiempo Ordinario

No es Dios de muertos, sino de vivos

1ª Lec. 2Macabeos 7, 1-2. 9-14

En aquellos días, arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los hizo azotar con látigos y nervios para forzarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la Ley.

Uno de ellos habló en nombre de los demás: "¿Qué pretendes sacar de nosotros?

Estamos dispuestos a morir antes que quebrantar la ley de nuestros padres." El segundo, estando para morir, dijo: "Tú, malvado, nos arrancas la vida presente; pero, cuando hayamos muerto por su ley, el rey del universo nos resucitará para una vida eterna." Después se divertían con el tercero. Invitado a sacar la lengua, lo hizo en seguida, y alargó las manos con gran valor. Y habló dignamente: "De Dios las recibí, y por sus leyes las desprecio; espero recobrarlas del mismo Dios." El rey y su corte se asombraron del valor con que el joven despreciaba los tormentos. Cuando murió este, torturaron de modo semejante al cuarto. Y, cuando estaba para morir, dijo: "Vale la pena morir a manos de los hombres, cuando se espera que Dios mismo nos resucitará. Tú, en cambio, no resucitarás para la vida."

Salmo responsorial

R: Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.

Señor, escucha mi apelación, atiende a mis clamores, presta oído a mi suplica, que en mis labios no hay engaño. R.

2ª Lec. 2Tesalonicenses 2, 16-3, 5

Hermanos: Que Jesucristo, nuestro Señor, y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado tanto y nos ha regalado un consuelo permanente y una gran esperanza, os

consuele internamente y os dé fuerza para toda clase de palabras y de obras buenas. Por lo demás, hermanos, rezad por nosotros, para que la palabra de Dios siga el avance glorioso que comenzó entre vosotros, y para que nos libre de los hombres perversos y malvados, porque la fe no es de todos. El Señor, que es fiel, os dará fuerzas y os librará del Maligno. Por el Señor, estamos seguros de que ya cumplís y seguiréis cumpliendo todo lo que os hemos enseñado. Que el Señor dirija vuestro corazón, para que améis a Dios y tengáis la constancia de Cristo.

3ª Lec. Lucas 20, 27-38

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron: "Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella." Jesús les contestó: "En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se

casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque

participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos."

Para meditar

L: Tf. 1, 1-9; Lc. 17, 1-6

M: Ez. 47, 1-28 - 9.12; 1Cor. 3, 9c-11. 16-17

M: Tt. 3, 1-7; Lc. 17, 11-19

J. Flm. 7, 20; Lc. 17, 20-25

V: 2Jn. 4-9; Lc. 17, 26-32

S: 3Jn. 5-8; Lc. 18, 1-8

D: XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario

Mal. 3, 19-20a; 2Tes. 3, 7-12; Lc. 21, 5-19

Oración para hoy

Señor: me cuesta comenzar el día, porque sé que es una tarea, un nuevo compromiso, un nuevo esfuerzo. Pero quiero comenzarlo con entusiasmo, con alegría reestrenada: con ilusión nueva. Sé que estás a mi lado: en mi familia, en mis amigos, en las cosas, en mi propia persona. Gracias por este nuevo amanecer. Gracias por este nuevo empezar. Gracias por ésta tu presencia. Quiero sembrar paz, solidaridad, amor, entre mis hermanos y sé, Señor, que esta tarea la comienzan cada día muchos hermanos de cualquier punto de la tierra; y eso me alienta y empuja. También te pido por ellos. Y con ellos te digo: Señor, en ti confío. Amén.

Oración de atardecer

Aquí nos tienes, Señor, al final de la jornada. Con el amor que hemos sembrado

y el que hemos recibido. Con la alegría que no hemos provocado y el cariño que hemos rechazado. Con el optimismo con que despertamos y el aburrimiento almacenado al tener que hacer un día más las mismas cosas. Con nuestro talante abierto y nuestro genio insoportable. Con nuestros fallos, con nuestros recelos, con nuestras avaricias, con nuestros pecados; sí, con esos mismos pecados que venimos arrastrando tan de atrás. Nos anima, sin embargo, saber que tú estarás entonces también a nuestro lado. Contemplándolo todo. Y que dirás, lo mismo que dijiste allá, en el principio de los tiempos: Que todo es bueno. ¡Muy bueno! Amén

Oración para concluir el día

Oh Dios sin principio ni fin, que nos has puesto en el tiempo como oportunidad para ser, crecer y vivir, pero también para pasar, para gastarnos y morir: te agradecemos este día que nos has dado, irrepetible, que ya nunca volverá. Disculpa si no lo hemos aprovechado bien, y recibe nuestra mejor intención, que lo ha i n s p i r a d o totalmente. Recibe también los trabajos y esfuerzos que en él hemos realizado; permítenos que lleguen a ser fecundos y den frutos de paz, de justicia y de belleza. Concédenos un descanso en paz; que durmamos confiados,

como un niño en brazos de su madre, experimentando en el sueño nuestro abandono en tus manos y la muerte, nuestra hermana. Haz que mañana vivamos

con renovada alegría la experiencia de la resurrección y la renovación de la vida,

cuando el hermano sol, vigoroso, venga a despertarnos. Como tú descansaste el séptimo día, déjanos descansar esta noche p l e n a m e n t e abandonados en tu regazo materno, con la seguridad de tu perdón y tu paz en la conciencia. m i e n t r a s descansamos, bendice a nuestras familias, a nuestros países, a nuestro mundo único, ya todos los hombres y mujeres que te buscan, aun sin saberlo. Amén.

Oración a Monseñor Octavio Ortiz Arrieta

Fundador de "La Campanilla"

Oh Señor!. Tú, que en tu siervo Octavio has hecho brillar la fe, la humildad y la caridad bondadosa, concédenos imitar sus virtudes, para que, como él, sepamos amarte a Ti en el amor y servicio a nuestros hermanos. Concédenos la gracia, si así conviene, que te pedimos (...), para que tu amor misericordioso sea glorificado en el recuerdo de tu siervo Octavio. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. (Si alcanzas alguna gracia, comunícanoslo)

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