Adviento 2013

Adviento 2013

sábado, 29 de enero de 2011

La Campanilla 30-01-2011

2ª ETAPA 30-01-2011 Año XVIII Nº 963 Edita: Familia Salesiana de Piura

¡Vengan y verán!

La pobreza en el espíritu, vida y nervio del cristiano

Las ocho bienaventuranzas que contiene el evangelio de Mateo (la octava se repite dos veces) no corresponden a diversas categorías de personas, sino que son trazos diversos de un mismo ideal de persona; por tanto son indisociables. Un misericordioso que no sea limpio de corazón, o bien un pobre o perseguido que no trabajase por la paz no podrían entrar en la bienaventuranza evangélica. Jesús posee estas características de una manera plena y perfecta, ya que las puso en práctica en su propia vida. Las bienaventuranzas son su perfil espiritual. No tendría sentido contemplarlas ni meditarlas sino por él, con él y en él. Cuando Jesús, en diversas ocasiones, proclamaba las bienaventuranzas, animaba a aquel pueblo sencillo y humilde que le seguía. Con eso deja entrever cómo deseaba que fuese su Pueblo, su Iglesia, en cualquier época y circunstancia. Y para el hombre que cree en el Evangelio, la meditación sincera y honesta de las bienaventuranzas significa una profunda invitación a la santidad y pone en juego su felicidad. Ninguno de nosotros nos podemos gloriar ante Dios. Al contrario, "por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención" (1Cor. 1,30). La alegría que comporta ser seguidores y servidores del Evangelio de Jesús ha de llevarnos a vivir las bienaventuranzas acogiendo la invitación del Señor.

DIOS NOS HABLA ESTA SEMANA

4º Domingo de Tiempo Ordinario

Dichosos los pobres en el espíritu

1ª Lec. Sofonías 2,3;3,1 2-13

Buscad al Señor los humildes, que cumplís sus mandamientos; buscad la justicia, buscad la moderación, quizá podáis ocultaros el día de la ira del Señor. "Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde, que confiará en el nombre del Señor. El resto de Israel no cometerá maldades, ni dirá mentiras, ni se hallará en su boca una lengua embustera; pastarán y se tenderán sin sobresaltos."

Salmo responsorial

R: Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, / él hace justicia a los oprimidos, / él da pan a los hambrientos. / El Señor liberta a los cautivos. R.

El Señor abre los ojos al ciego, / el Señor endereza a los que ya se doblan, / el Señor ama a los justos, / el Señor guarda a los peregrinos. R.

Sustenta al huérfano y a la viuda / y trastorna el camino de los malvados. / El Señor reina eternamente, / tu Dios, Sión, de edad en edad. R.

2ª Lec. 1Corintios 1,26-31

Fijaos en vuestra asamblea, hermanos, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención. Y así -como dice la Escritura- "el que se gloríe, que se gloríe en el Señor".

3ª Lec. Mateo 5,1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán

misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo."

Para meditar

L: San Juan Bosco

Hb. 11, 32-40; Mc. 5, 1-20

M: Hb. 12, 1-4; Mc. 5, 21-43

M: Presentación del Señor

Mi. 3, 1-4; Lc. 2, 22-40

J. Hb. 12, 18-19; 21-24; Mc. 6, 7-13

V: Hb. 13, 1-8; Mc. 6, 14-29

S: Hb. 13, 15-17. 20-21; Mc. 6, 30-34

D: 5to. Domingo del Tiempo Ordinario

Is. 58, 7-10; 1Cor. 2, 1-5; Mt. 5, 13-16

30 de enero

Beato Bronislao Markiewicz

Sacerdote salesiano polaco, martirizado por defender su fe

31 de enero

San Juan Bosco

Padre y Maestro de la Juventud

Fundador de la Sociedad de San Francisco de Sales, del Instituto de Hijas de María Auxiliadora y de los Salesianos Cooperadores

Juan nació en Castelnuovo d'Asti el año 1815. Fue educado por su madre en la fe y en la práctica coherente del mensaje evangélico. Cuando sólo tenía nueve años, intuyó que debía dedicarse a la educación de la juventud. Siendo aún muchacho, comenzó a entretener a los de su edad con juegos, que alternaba con la oración y la instrucción religiosa. Una vez ordenado sacerdote (1841 ), tomó como programa de vida el lema:"Da mihi ánimas, cétera tolle"( Gn 14,21), y empezó su apostolado con los jóvenes más pobres, para los que fundó el Oratorio, que puso bajo el patrocinio de san Francisco de Sales. Con su estilo de educación y su praxis pastoral, basados en la razón, en la religión y en el amor (Sistema Preventivo), conducía a adolescentes y jóvenes a la reflexión, a encontrarse con Cristo y con los hermanos, a la educación en la fe y su celebración en los sacramentos y al compromiso apostólico y profesional. Uno de los frutos más hermosos de su pedagogía es santo Domingo Savio, joven de quince años. Fuente de su actividad incansable y de la eficacia de su acción fue la " unión constante con Dios " y la confianza ilimitada en María Auxiliadora, a la que veía como inspiradora y apoyo de toda su obra. A sus hijos, los salesianos, les dejó como herencia una forma de vida religiosa sencilla, pero sólidamente cimentada en las virtudes cristianas y sintetizadas en el binomio "trabajo y templanza". Buscó, entre sus jóvenes, los mejores colaboradores de su obra, y dio origen a la Sociedad de San Francisco de Sales; con Santa María Dominica Mazzarello fundó el Instituto de Hijas de María Auxiliadora; por último, con buenos y activos seglares -hombres y mujeres- creó los Salesianos

Cooperadores, para que estuvieran aliado de su obra y la sostuvieran; se adelantaba, así a nuevas formas de apostolado en la Iglesia. Juan Pablo IIº lo declaró y proclamó Padre y maestro de la juventud «estableciendo que con tal título fuera honrado e invocado, particularmente por cuantos se consideran sus hijos espirituales»

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