2ª ETAPA 30-01-2011 Año XVIII Nº 963 Edita: Familia Salesiana de Piura
¡Vengan y verán!
La pobreza en el espíritu, vida y nervio del cristiano
Las ocho bienaventuranzas que contiene el evangelio de Mateo (la octava se repite dos veces) no corresponden a diversas categorías de personas, sino que son trazos diversos de un mismo ideal de persona; por tanto son indisociables. Un misericordioso que no sea limpio de corazón, o bien un pobre o perseguido que no trabajase por la paz no podrían entrar en la bienaventuranza evangélica. Jesús posee estas características de una manera plena y perfecta, ya que las puso en práctica en su propia vida. Las bienaventuranzas son su perfil espiritual. No tendría sentido contemplarlas ni meditarlas sino por él, con él y en él. Cuando Jesús, en diversas ocasiones, proclamaba las bienaventuranzas, animaba a aquel pueblo sencillo y humilde que le seguía. Con eso deja entrever cómo deseaba que fuese su Pueblo, su Iglesia, en cualquier época y circunstancia. Y para el hombre que cree en el Evangelio, la meditación sincera y honesta de las bienaventuranzas significa una profunda invitación a la santidad y pone en juego su felicidad. Ninguno de nosotros nos podemos gloriar ante Dios. Al contrario, "por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención" (1Cor. 1,30). La alegría que comporta ser seguidores y servidores del Evangelio de Jesús ha de llevarnos a vivir las bienaventuranzas acogiendo la invitación del Señor.
DIOS NOS HABLA ESTA SEMANA
4º Domingo de Tiempo Ordinario
Dichosos los pobres en el espíritu
1ª Lec. Sofonías 2,3;3,1 2-13
Buscad al Señor los humildes, que cumplís sus mandamientos; buscad la justicia, buscad la moderación, quizá podáis ocultaros el día de la ira del Señor. "Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde, que confiará en el nombre del Señor. El resto de Israel no cometerá maldades, ni dirá mentiras, ni se hallará en su boca una lengua embustera; pastarán y se tenderán sin sobresaltos."
R: Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, / él hace justicia a los oprimidos, / él da pan a los hambrientos. / El Señor liberta a los cautivos. R.
El Señor abre los ojos al ciego, / el Señor endereza a los que ya se doblan, / el Señor ama a los justos, / el Señor guarda a los peregrinos. R.
Sustenta al huérfano y a la viuda / y trastorna el camino de los malvados. / El Señor reina eternamente, / tu Dios, Sión, de edad en edad. R.
Fijaos en vuestra asamblea, hermanos, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención. Y así -como dice la Escritura- "el que se gloríe, que se gloríe en el Señor".
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán
misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo."
Para meditar
L: San Juan Bosco
Hb. 11, 32-40; Mc. 5, 1-20
M: Hb. 12, 1-4; Mc. 5, 21-43
M: Presentación del Señor
Mi. 3, 1-4; Lc. 2, 22-40
J. Hb. 12, 18-19; 21-24; Mc. 6, 7-13
V: Hb. 13, 1-8; Mc. 6, 14-29
S: Hb. 13, 15-17. 20-21; Mc. 6, 30-34
D: 5to. Domingo del Tiempo Ordinario
Is. 58, 7-10; 1Cor. 2, 1-5; Mt. 5, 13-16
30 de enero
Beato Bronislao Markiewicz
Sacerdote salesiano polaco, martirizado por defender su fe
31 de enero
San Juan Bosco
Padre y Maestro de la Juventud
Fundador de la Sociedad de San Francisco de Sales, del Instituto de Hijas de María Auxiliadora y de los Salesianos Cooperadores
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